lunes, 23 de mayo de 2011

Carlos I de España y V de Alemania


1.- Introducción.
La monarquía autoritaria de los RRCC inicia el cambio a la Edad Moderna. La
unión de entidades de distinta personalidad, (idiomas, leyes, costumbres....), se
fortaleció con la llegada de los Austrias (Habsburgo) a la corona española.
A la muerte de Isabel, hereda el trono su hija Juana, casada con Felipe de
Borgoña.
Muerto Felipe y Juana incapacitada (por su locura ) el trono pasa a su hijo Carlos I.
A la muerte de su abuelo Fernando hereda Aragón.
Será rey de España, Carlos I y V como emperador de Alemania. Carlos I nació en Gante (Bélgica) en 1500 y abdicó en 1555. Su herencia era
inmensa. Se convirtió en el monarca más poderoso. Poseía:
- España (Castilla, Aragón, Sicilia, Nápoles, Cerdeña, Rosellón y la Cerdaña) y
América>herencia de los RRCC (sus abuelos maternos).
- Austria y Alemania (Maximiliano de Austria, su abuelo paterno)
- Países Bajos, Flandes y el Franco Condado (María de Borgoña, su abuela
paterna).
Carlos llegó a España rodeado de una corte de amigos, consejeros y eclesiásticos
de Flandes, el más importante de los cuales era el obispo Adriano de Utrech (luego
papa como Adriano VI), que no conocían el país y no hablaban castellano. Entre
ellos se repartieron los cargos principales. Esto levantó de inmediato recelos entre
los notables de Castilla y Aragón.
Intentó vencer las resistencias que levantaba su condición de príncipe extranjero.
Convocó las Cortes de Castilla, Aragón y Barcelona, en las que fue reconocido rey
y en las que pretendió dos cosas: atraerse a los poderosos descontentos y
conseguir fondos para sus empresas imperiales.
Llevó una vida itinerante por Europa y en todo su reinado sólo vivió en España
catorce años. Cuando tenía cincuenta y seis años abdicó en una ceremonia
solemne en Bruselas. A su hijo, Felipe II, le cedió la corona de los reinos
españoles, a los que se adscribieron todos los territorios europeos, salvo los
dominios de Austria y el título imperial, que fueron cedidos a su hermano
Fernando, futuro emperador. Se retiró al monasterio de Yuste donde murió.


2.-Desarrollo.

Política interior:
Los conflictos entre ciertas instituciones reales y grupos políticos y sociales se
manifestaron muy pronto en el siglo XVI. Recién comenzado el reinado de Carlos I
se produjeron los levantamientos de las Comunidades y las Germanías, que
tuvieron el carácter de revueltas políticas, pero también fueron revueltas sociales y
antiseñoriales.

Tiene dos graves problemas en el interior del país:
1.- Revuelta de las Comunidades: (1520-1522). Surgieron en Castilla donde,
desde la muerte de Isabel, se habían registrado graves trastornos sociales y
políticos. Por las conflictivas regencias de Fernando el Católico y el cardenal
Cisneros. Todo agravado por la llegada del séquito de extranjeros que traía el
monarca. Carlos I, monarca autoritario, quería tener en sus manos todos los
resortes del poder. Esto choca:
- Con la tradición de libertades de Castilla.
- El rey no vive en España
- Que se lleva el oro y plata de España (procedente de América)
- El rey nombra a extranjeros para los principales cargos de gobierno.
Muchas ciudades de Castilla se levantan contra el rey, buscaron el apoyo
moral de la reina Juana (recluida por su locura). Los líderes de la revuelta
comunera fueron, Padilla, Bravo y Maldonado. Las Cortes le reclamaron más
atención a los asuntos del reino, pero el monarca sólo los convocó para pedir
dinero para su coronación como emperador. El monarca se marcha a Alemania
entre un malestar creciente.
Una serie de ciudades, Toledo fue la primera, le siguió Segovia (donde se
producen los primeros incidentes y más violentos), Ávila, Burgos, Murcia..., se
sublevaron contra la monarquía, se constituyeron en gobierno del reino y
ofrecieron la corona a la madre de Carlos I, pero las esperanzas que se habían depositado sobre la reina Juana no fructificaron, ya que ésta se negaba a sellar
algún compromiso o a plasmar su firma a modo de regente.
Este movimiento agrupaba a un sector de los hidalgos y de las clases medias
urbanas (artesanos, mercaderes, funcionarios). Formaron una Junta que pasó a
denominarse como Cortes y Junta general del reino. Los comuneros se hicieron
fuertes en toda la Meseta y Murcia. Murcia, que se encontraba bajo constante
amenaza por parte de las ciudades realistas e influida por las Germanías
presentes en el vecino Reino de Valencia, acabó por abandonar el marco
comunero.
Los comuneros reclamaban protección de la industria nacional, especialmente la
textil muy perjudicada por la exportación de lana, defensa frente a la competencia
extranjera, respeto a las leyes del reino y mayor participación política. En pocos
meses el conflicto se extendió y se produjeron también revueltas campesinas de
carácter antiseñorial.
Los sublevados se encontraron pronto frente a la oposición de la monarquía, de
los grandes exportadores de lana y de la gran nobleza terrateniente y de zonas
periféricas como Andalucía. Con su ayuda, el regente Adriano de Utrech, en
ausencia del rey, reunió un ejército. La respuesta de Carlos I ante la nueva
situación, mediante el Cardenal Adriano, consiguió acercar posturas con los
nobles, a fin de convencerlos de que sus intereses y los del rey eran los mismos.
A su vez, comenzaban a oírse voces discordantes dentro del propio bando
comunero, especialmente la de Burgos, que insistía en dar marcha atrás y al final
abandonará el bando comunero.
Ambos bandos se dedicaron activamente a recaudar fondos, reclutar soldados y
organizar a sus tropas. Con la llegada de 1521, los comuneros parecían ya
dispuestos a una guerra total, pese a las voces discordantes dentro del propio
movimiento. Por un lado había quienes que proponían buscar una solución
pacífica, y por otro quienes eran partidarios de continuar la lucha armada. La Junta
decidió seguir ambas iniciativas, tanto la pacifista como la belicista, y terminó
fracasando en ambas.
Tras duros enfrentamientos, el rey venció a los comuneros en la batalla de
Villalar, las ciudades no tardaron en sucumbir al potencial de las tropas del rey,
volviendo todas las ciudades a prestarle lealtad. Carlos I regresó a España. A partir
de su llegada, la represión contra los comuneros avanzaría a un ritmo mayor.
Finalmente Carlos I promulgó el Perdón General, que daba la amnistía a un total
de 293 comuneros, de todas las clases sociales.
Las consecuencias fundamentales de la Guerra de las Comunidades fueron la
pérdida de la élite política de las ciudades castellanas, en el plano de la represión
real; y en las rentas del Estado. El poder real se veía obligado a indemnizar a
aquellos que perdieron bienes o sufrieron daños en sus posesiones durante la
revuelta. La forma de pago de estas indemnizaciones se solucionó mediante un
impuesto especial para toda la población de cada una de las ciudades comuneras.
Estos impuestos mermaron las economías locales de las ciudades durante un
periodo aproximado de veinte años, debido a la subida de precios.
De igual modo, la industria textil del centro de Castilla perdió todas sus
oportunidades de convertirse en una industria dinámica. El rey quitó a los
extranjeros de los altos cargos.

2.- Revuelta de las Germanías. (1519-1523) La germanía (de germà, hermano en
catalán-valenciano) era el sistema de reclutamiento que intentaron instalar para
defenderse de las incursiones piratas Estallaron casi paralelamente a las Comunidades y afectaron a casi todos los
Estados de la Corona de Aragón, aunque los hechos más graves sucedieron en
Valencia y Mallorca.
En el verano de 1519, aprovechando la huida de las autoridades municipales por
temor a la peste y a los ataques de los berberiscos, los agermanados se hicieron
con el control de la ciudad de Valencia, dirigidos por dirigentes como Joan
Llorens, y Vicente Peris. El líder moderado al principio fue Juan Llorens (Joan
Llorenç), pero éste murió, con lo que entraron en juego los grupos más radicales,
liderados por el terciopelero Vicente Peris.
Las Germanías eran hermandades gremiales, artesanos, pequeña burguesía
y campesinos contra la oligarquía ciudadana (grandes mercaderes), la nobleza y el
alto clero. Éstos controlaban las principales actividades de los intercambios. Los
sublevados se quejaban del mal gobierno municipal y su escasa representación en
dicho organismo. Pedían más democratización de los cargos municipales y mejora
de los arrendamientos campesinos. A esto se une la mala situación económica
(inflación, crisis de subsistencia....) Los gremios estaban armados con permiso
del rey Fernado el Católico para defenderse de los piratas berberiscos. Se
traslada al campo y se convierte en revuelta antiseñorial. Es una revuelta de los
más débiles contra los poderosos y pidieron protección al monarca frente a los
abusos de éstos. El rey Carlos I estaba por aquel entonces concentrado en su
coronación como emperador, y las únicas medidas que tomó ante la revuelta fue la
prohibición del uso de armas, prohibición que nadie tuvo en cuenta.
En consecuencia, el movimiento sufrió una radicalización progresiva,
convirtiéndose en una guerra abierta y con episodios como el asalto e incendio de
la morería de Valencia, a la que se acusaba de colaborar con los nobles. La
rebelión antinobiliaria se extendió a la huerta, con saqueo de tierras y haciendas
de los nobles, y a otras poblaciones y núcleos urbanos del reino, constituyéndose
juntas revolucionarias. Se expulsó al virrey de Valencia, que tiene que huir,
formando las tropas realistas dos focos de resistencia: uno, al Norte capitaneado
por el duque de Segorbe; otro, a la Gobernación de Orihuela Sur, dirigido por el
propio virrey.
Posteriormente, el movimiento agermanado perdió unidad, produciéndose
discrepancias entre sus líderes, y las siguientes campañas militares concluyeron
en derrotas de los agermanados. Pero en 1522, en una desesperada aventura,
Vicente Peris se introduce en Valencia, instalándose en su propia casa y
congregando a sus partidarios, lo que desembocó en un duro combate durante
toda esa noche por las calles de Valencia, hasta que un grupo de soldados
consiguió incendiar su casa. Vicente Peris se entregó. Ese mismo año, entran
definitivamente las tropas reales en Valencia, realizándose la ejecución de Vicente
Peris y sus más directos colaboradores. Únicamente Játiva y Alcira quedan bajo
dominio agermanado, produciéndose un rebrote de la rebelión, esta vez
acaudillada por un misterioso personaje conocido por "El Encubierto", un
impostor que se hace pasar por el infante Juan, hijo de los Reyes Católicos.
Tras el asesinato de "El Encubierto" por dos seguidores suyos para cobrar la
recompensa ofrecida por el virrey, y la caída de Játiva y Alcira, se produce la
derrota definitiva de los "agermanats", nombrándose virrey de Valencia a Germana
de Foix, la cual gobernó duramente hasta su muerte, organizando junto con su
esposo, una pequeña aunque brillante corte.
Se mencionan 800 sentencias de muerte que debieron efectuarse de una forma
intermitente a lo largo de varios años. Aunque, según otras fuentes, las represalias
consistieron más bien en confiscaciones y multas, sobre todo a las organizaciones gremiales, produciéndose escasos casos de pena de muerte. En 1524, la regente
de Valencia concedió un indulto. La pacificación efectiva del territorio parece ser
que no se produjo hasta 1528, fecha en que el rey otorgó un perdón general. La
figura del rey quedó reforzada.

3.- Instituciones.
Además de los conflictos o revueltas es de destacar la organización de algunas
instituciones que se desarrollan durante el reinado de los Austrias mayores. El
aparato de gobierno del Imperio era muy complejo. Junto al rey estaban sus
secretarios y ayudantes más directos, que eran quienes tomaban las
decisiones, pero existen grandes Consejos especializados en asuntos concretos.
Eran los órganos encargados de resolver los asuntos de gobierno. Su número fue
variable. Unos se ocupaban de asuntos relacionados con un territorio concreto,
como los Consejos de Aragón, Italia, Flandes y el Consejo Real de Castilla, que
tuvo un papel preeminente y acabó siendo la base del Estado. También se
estableció el de Indias para ocuparse de los asuntos de América.
Junto a ellos, existían otros Consejos especializados en asuntos específicos de la
administración: el de Hacienda, el de Órdenes militares, el de Guerra, el de la
Inquisición.
Posteriormente surge el Consejo de Estado que se ocupaba de la política
exterior.
Las Cortes siguieron celebrándose por reinos (Castilla, Aragón, Valencia y
Cataluña). Tuvieron siempre carácter estamental. Con el tiempo fueron perdiendo
importancia, los reyes sólo los convocaban cuando querían subsidios económicos.
Los gobiernos locales siguieron encomendados a Concejos o Cabildos, para
el gobierno municipal (alcaldes, regidores...) y a corregidores, que eran los
representantes del rey.
Estos gobiernos locales fueron desempeñados por las propias oligarquías de las
ciudades.
La justicia estuvo en manos de las Audiencias.
El poder supremo fuera de Castilla lo tuvo el virrey, que era la máxima
autoridad en todos los territorios de la Corona de Aragón. Tenía poder civil, militar
y judicial. Fuera de la Península también se establecieron virreinatos (Nápoles,
Sicilia, América...)
El poder real se completaba con un poderoso ejército dependiente del rey y no
de los nobles. Su mantenimiento y organización consumía la mayor parte del
tesoro.
Otro de los grandes poderes de la época fue la Iglesia, que no sólo intervino en
asuntos religiosos sino, tanto o mas, en civiles. La mejor prueba de la unión entre
la Iglesia y la Monarquía fue la Inquisición.



Política exterior.
Carlos V entendió que el Imperio español tenía una gran misión histórica que
cumplir: el mantenimiento de una monarquía cristiana y universal cuya jerarquía
espiritual ostentaba el Papa y él el jefe político, frente a la triple amenaza de los
príncipes protestante, de los turcos y de las apetencias de Francia. (Idea imperial
de Carlos V). Esta idea, que no compartían otros reyes, hizo que el emperador se
viera envuelto en continuas guerras. Esto hizo que le prestara más atención a su
título de emperador que al de rey de España. Esta idea imperial supuso tres
guerras por las posesiones de Carlos V.

1. GUERRA CON FRANCIA.
Tenía precedentes medievales y había sido una constante en la política de
Fernando el Católico. Francia se encontraba aislada por el Este (posesiones
españolas) y por el Oeste (Inglaterra aliada de España, por el matrimonio de
Catalina, hija de los RRCC, y de Enrique VIII).
La guerra estalló por dos motivos: por el control de la península italiana y la
pugna por Flandes y Borgoña. Carlos V y Francisco I chocan pronto por coincidir
en sus aspiraciones. El control del ducado de Milán era fundamental para el
emperador pues era clave en las comunicaciones entre los dominios imperiales al
norte y sur de los Alpes. El emperador hizo frente a tres guerras con Francia, la
primera tuvo lugar entre 1521 y 1525, los franceses invadieron Navarra y Milán y
terminó con la derrota de Pavía, donde cayó prisionero el rey francés Francisco I.
Después, fue trasladado a Madrid, donde permaneció recluido hasta la firma del Tratado
de Madrid (1526) por el que rey francés se comprometió a devolver la Borgoña y a
renunciar a cualquier derecho sobre la península italiana, pero un vez puesto en libertad
regresó a Francia y se desdijo de lo firmado. En el 1526 se reanudaron las luchas
con Francia tanto en Italia como en los Países Bajos llegando el Papa a apoyar a
Francia lo que provocó que en el año 1527 las tropas imperiales, saquearan Roma.
La guerra, favorable otra vez para los españoles, concluyó con la Paz de Cambray, por la
que España renunciaba al ducado de Borgoña y Francisco I renuncia a cualquier
pretensión en Italia. Como colofón de este triunfo, el Papa coronó solemnemente
emperador a Carlos I en Bolonia. En adelante, sería ya durante todo su reinado (hasta las
abdicaciones de Bruselas de 1555) Carlos I de España y V de Alemania.
La tercera guerra tuvo varías episodios, que finalizaron con La Paz de Crépy, ya que el
emperador tuvo que central sus esfuerzos contra los príncipes protestantes. Esta fase
termina con la supremacía de España en Italia. La última de las guerras con
Francia tuvo lugar ya con su hijo Felipe II que obtuvo la victoria de San Quintín en
el año 1557 sobre los franceses.

2. GUERRA CON ALEMANIA.(Con los príncipes protestantes)
Se produjo en dos frentes: primero, guerras de religión contra los protestantes
(reforma de Lutero) que habían roto la unidad católica y, segundo, guerra con los
príncipes alemanes que querían libertad, ya que dependían del emperador. La
secularización de los bienes eclesiásticos por parte de los príncipes protestantes
provocó el enfrentamiento militar.
Los alemanes contaban con la ayuda de Francia, tras varias victorias españolas
(batalla de Mülhberg) no pudo acabar con el problema. Hubo una derrota final y
en 1555 se llegaría a la Paz de Augsburgo, se les concede la libertad religiosa,
consistente en que cada príncipe pudiera elegir la religión a practicar en sus
Estados, pero no así los ciudadanos, obligados a practicar la de su príncipe.

3.GUERRA CON LOS TURCOS. Por el dominio del Mediterráneo
El imperio turco otomano se convirtió en una gran potencia en el Mediterráneo
oriental. Aspiraba a extender su dominio por Centroeuropa (los Balcanes, Hungría,
hasta Viena) y por el norte de África, sin renunciar a dominar el Mediterráneo
occidental. Por mar los enfrentamientos eran continuos a través de la piratería,
atacaban a las poblaciones costeras donde obtenían un gran botín,
fundamentalmente esclavos.
En el Mediterráneo; Carlos I consiguió una gran victoria con la conquista de
Túnez, pero sufrió la derrota de Argel, a consecuencia de la cual la mayor parte
del Mediterráneo se convirtió en un lago turco. Por lo que los ataques de los
piratas turcos continuaron. En la lucha por tierra, las tropas turcas fueron detenidas por el ejército imperial a
las puertas de Viena.

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